Pizarra digital y pizarra tradicional en la
educación, ¿cuál es mejor?
Introducción
El auge de la tecnología
de computación y la introducción masiva de todas los recursos que pone a disposición de
la educación han creado un dilema ¿la pizarra digital debe desplazar totalmente
a la pizarra tradicional?
Una pizarra tradicional
es el espacio físico de madera o cemento, sobrepuesto o empotrado en el muro sobre
la cual el profesor puede representar las ideas palabras, cálculos y todo lo que
concierne al material de aprendizaje de una
asignatura. Tiene las posibilidades y limitaciones conocidas por todos (el
material mostrado en ella es fijo, no se puede retroceder ni avanzar; pero una
ventaja es la libertad de creación y presentación inmediata). Es necesario que profesor sea
creativo, dinámico, proactivo para poder usar este potencial porque de contrario
se limitaría a transcribir lo que está en los libro o cuadernos de apuntes.
Por pizarra digital se
entiende al conjunto de dispositivos y equipos que permiten el uso de la
tecnología e Internet para la búsqueda, selección , adaptación y empleo de
datos o información; el objetivo por excelencia sería la creación y aplicación
del conocimiento, en forma individual o colectiva. La forma colectiva es deseable ya que los
usuarios de la tecnología no trabajan aisladamente sino formando parte de una
red en la que todos tienen acceso a los recursos y por tanto, tiene las mismas
oportunidades de creación; por otra parte, la cantidad de material disponible
sobrepasa la capacidad del usuario promedio.
Es importante notar que
la oportunidad de acceso a Internet no es equivalente a la capacidad de creación, apropiación, transformación
y aplicación de conocimiento. En el esquema tradicional (pizarra tradicional),
todos los alumnos están presentes en el aula pero solo algunos pueden captar lo
que el profesor trasmite, solo algunos procesan y logran el aprendizaje total; en la
red (pizarra digital), todos están conectados, solo algunos logran el máximo
provecho de la experiencia, aunque en este último caso se espera que el
porcentaje de los alumnos con
rendimiento y aprendizajes adecuados debe ser mayor por las facilidades y
ventajas inherentes.
En un aula tradicional,
el alumno tímido que no entiende la pregunta puede sentir temor y al no
preguntar, pierde la oportunidad de
resolver sus dudas; en Internet puede revisar el material necesario tantas
veces como sea necesario hasta captar el contenido. Un buen profesor, un verdadero
maestro, en cualquiera de los dos escenarios genera confianza y empatía, por ello
todos tienen la oportunidad de aprender, pues hasta el tímido siente confianza
para preguntar al saber que tendrá una respuesta apropiada.
En teoría, si el uso de la
pizarra digital y sus elementos es notoriamente
superior, el porcentaje de aprendizaje debe ser cercano al 100%; pero la
experiencia demuestra que por lo general no hay cambios significativos, lo que se
explica por una cuestión básica. Existen excepciones en países donde la
política educativa encamina
correctamente el proceso de enseñanza aprendizaje de modo que los
resultados reales son muy cercanos a los teóricos , esperados o planificados.
Para el éxito del
proceso de enseñanza- aprendizaje, con cualquiera de las “dos pizarras”, se
requiere dos condiciones básicas: Los
alumnos deben tener la voluntad de aprendizaje
expresada en la participación activa, permanente, cooperativa en las
actividades educativas; los profesores deben poseer los atributos de
creatividad, empatía, comunicación, flexibilidad mental.
¿Cuál es mejor? ¿Pizarra digital o pizarra
tradicional?
La pizarra tradicional
fue soporte insustituible durante siglos. La pizarra digital aparece como una
versión ampliada de la capacidad maestros y
alumnos para representar ideas, conceptos, gráficos, cifras que se
emplean en el proceso de enseñanza aprendizaje. Aunque para ambos actores las
posibilidades son múltiples, no debe olvidarse las condiciones básicas
nombradas antes. Lo mismo que siempre se
demandó, ahora en condiciones más prometedoras, más productivas pero siempre
exigentes en el nivel de compromiso y
dedicación.
Un alumno ávido de
conocimientos, dispuesto a preguntar, listo para actuar y acertar o cometer errores, para aprender de errores, a
compartir y crear conocimiento con sus compañeros y el maestro, será hábil y
productivo, tanto en un ambiente donde se emplean los medios tradicionales como
aquel en el que predomina la tecnología.
Los desafíos, la
exigencia, la dedicación serán mayores a
medida que se consolida el uso de la tecnología porque existen más datos, más
información, más conocimiento disponible y potencial, se espera por ello que
los recursos tecnológicos ayuden a superar esa mayor exigencia. La gráfica de
una función matemática elaborada con trabajo, sin recursos tecnológicos sofisticados, que demandaba muchos minutos será obtenida
en segundos con los recursos tecnológicos,
pero el alumno debe conocer el proceso para entender y usar los resultados, de
otra manera será solo un usuario mecanizado, sin capacidad crítica ni creativa,
sin sentido común, sin capacidad de
reflexión, sin capacidad de discriminar
entre un resultado correcto y un resultado espurio.
En la gráfica anterior se
mencionan como ventajas de la pizarra digital la interactividad de los alumnos y la producción de libros
digitales: Si no se reúne las condiciones básicas, esta interactividad será aparente, parcial o sesgada (los alumnos
se interconectan entre sí o con gente
fuera del aula para actividades ajenas a
la clase), los libros digitales serán tan inútiles como los libros físicos (si no existe el
hábito de lectura, serán solo archivos
ubicados en alguna parte de la red, como los libros físicos que son solo
objetos acumulando polvo en los estantes).
En la pizarra
tradicional, es necesaria la creatividad, empatía y carisma del profesor para
lograr la interactividad y aunque no se
puede desplegar mucho material en la pizarra, el que muestra se usa con criterio, juicio y
eficacia; sobre todo facilita la creación instantánea así como la retroalimentación.
En la siguiente gráfica
se pude percibir como el uso masivo de los medios digitales van desplazando a la pizarra
tradicional. El punto crítico A muestra la aceleración de proceso. Es necesario
advertir que la gráfica muestra la situación ideal, en la que el uso de la
tecnología acelera la magnitud, variedad y calidad de aprendizajes; es decir,
solo si los maestros tienen la suficiente dosis de creatividad, conocimiento y
control de los medios digitales, de lo
contario se convierte en ejemplo práctico de desperdicio de recursos y
oportunidades.
La introducción absoluta
de la tecnología en las aulas en niveles básicos (primaria y secundaria), no
asegura el aprendizaje, pues el atractivo principal para los alumnos es el
acceso a juegos y otros recursos que no contribuyen a la formación y
propósito de los cursos, por lo general
caen en la tentación. En el nivel superior, cuando los alumnos no tienen
voluntad ni convicción para el estudio, el uso de Internet puede ser aberrante.
Mientras el profesor explica o busca una
manera de presentar un tema abstracto, obligatorio pero que no es del agrado de
los alumnos, éstos prefieren navegar, conectarse a las redes sociales o hasta
explorar programas obscenos . (Nota 1)
La tecnología, por ende
la pizarra digital, es eficaz cuando los
alumnos tienen la motivación
suficiente para aprender, generar un dialogo con el profesor y sus
compañeros, por eso usarán la tecnología para ampliar su capacidad de
respuesta, sin depender totalmente de ella.
En los niveles básicos,
en los que el conocimiento es captado y adaptado para resolver problemas , es
posible que la transición de la pizarra tradicional a la electrónica no
represente una mejora considerable en la
capacidad de comunicación si no existe la orientación y control adecuados; en
el nivel superior donde debe crearse conocimiento, creo que la pizarra
tradicional no debería desplazar totalmente porque su ausencia impide la creación instantáneas, la
manifestación del espíritu creativo que suele presentarse en este nivel.
Niels Bohr, Albert
Einstein, John Nash descubrieron y desarrollaron las formulas o demostraron sus
teoremas empleando la pizarra tradicional ¿Pueden imaginar a Oscar Niemeyer o
Santiago Calatrava , reputados arquitectos,
buscando una computadora para plasmar sus bosquejos iniciales? La mano,
la tiza o gis y la pizarra forman una unidad que permite materializar lo que la
magia de creatividad produce en el instante mágico, único , irrepetible en que
se presenta en la mente la idea original. No puedo ver a estos célebres científicos o
artistas empleando computadoras para plasmar sus creaciones visionarias y
originales. Después, como medio para mejorar la presentación y el aspecto
formal, para realizar muchos cálculos, pueden recurrir a las computadoras y todos los dispositivos
relacionados, incluyendo las pizarras digitales.
Si intentaran ingresar a
la computadora las fórmulas, postulados, teoremas, esbozos o apuntes a la velocidad con que su
cerebro la crea, encontrarían automáticamente un cuello de botella:
Mientras ingresan la primera idea, el
cerebro generó cien más, las demás inevitablemente se perderán o distorsionarán
; se pierde también el instante mágico de la creación.
Por ello, creo, que en
todos los niveles, y de preferencia en el nivel superior, la pizarra
tradicional debe permanecer en el aula, quizás relegada y con uso poco uso, como “la cenicienta” de los recursos educativos. La cenicienta
del cuento, (la pizarra tradicional), aparentemente
fea, sin gracia o capacidades en
comparación con las hermanas favorecidas
(pizarra digital y los accesorios tecnológicos que forman parte de ella) en algún
momento revelará su verdadera belleza, gracia y potencial (aporte en el proceso
creativo)
Una pregunta que parece
tonta, pero que es relevante ¿Que pasaría si no hay energía? La pizarra digital no sirve, por ello ¿debería suspenderse el proceso de enseñanza?
La pizarra tradicional no tiene esta restricción
y en las peores circunstancias siempre estará disponible. Es la ventaja de lo simple
y verdaderamente útil. En la gráfica se puede ver como el uso
equilibrado de ambos medios amplia la capacidad de creación de oportunidades de aprendizaje y de
conocimiento.
La solución ideal sería
una combinación, en la que inevitablemente la pizarra digital tiene mayor peso
pero no desplaza totalmente a la pizarra tradicional. La fórmula mágica, el bosquejo único, la relación
entre variables buscada desde hace tiempo, todo lo que se genera en el chispazo creativo, se coloca en
la pizarra tradicional, En la otra, se perfeccionara,
completará y dará forma final a la idea. Cuando Beethoven caminaba por el campo, escuchaba el sonido de la naturaleza y
si creía haber encantase el leiv motiv para una sinfonía la registraba en un pedazo de papel o en su memoria
(pizarra tradicional), luego en el estudio creaba la obra completa. Escribiendo
las partes que correspondía a cada instrumento, interpretando pasajes para
verificar la coherencia musical, reescribiendo o tachando hasta encontrar la secuencia musical completa (la pizarra
digital, piano, papel, tal vez otro instrumento).
Conclusiones
La pizarra tradicional
fue el recurso educativo por excelencia durante siglos; la pizarra digital
aparece por el avance tecnológico.
La pizarra digital, que
involucra muchos dispositivos electrónicos, parece ser más prometedora por las
facilidades y capacidades que permite,
pero podría ser también un gran desperdicio de recursos y oportunidades si no
se aprovecha su potencial.
En el nivel de educación
básica, la orientación al uso o consumo de conocimiento puede ser neutral al
cambio, si se orienta bien a los nuevos
usuarios , que tienen mayor
predisposición y facilidad para aprender y usar la tecnología.
En el nivel superior donde se crea conocimiento, el uso total de la
tecnología puede ser limitante de la creatividad, por ello, es conveniente
permitir la continuidad de la pizarra tradicional
En cualquier escenario,
pizarra tradicional o digital, el binomio profesor alumno, debe caracterizarse
por dos condiciones mínimas: voluntad para aprender; capacidad y creatividad para
enseñar, generar confianza y empatía. Sin estos requisitos, todo lo demás
sobra.
Se dice que una
herramienta es tan útil y buena como la mano que la usa; en educación podemos
decir que un recurso educativo es tan bueno como el maestro que la usa.
Nota 1. Por experiencia
propia, en un curso de Estadística, nivel universitario, el recurso disponible
era la pizarra tradicional donde se hacían las demostraciones y el desarrollo
de ejemplos y problemas. Cuando un alumno atento, brillante y realmente
motivado, encontraba una solución diferente podía solicitar la atención y
permiso para mostrar su propia solución,
algunas veces más sencilla, directa e intuitiva. Era maravilloso apreciar en la
misma pizarra tradicional la solución convencional y la solución inducida por
un aprendizaje efectivo. Este panorama estimulaba a los demás a participar con
más entusiasmo, ya que obviamente estas participaciones eran premiadas con
puntos extras. El desempeño de estos grupos era sobresaliente.
Por el contrario,
también en el nivel superior, con alumnos de una academia militar, mientras se
realizaba el esfuerzo para explicar los procesos lógicos del pensamiento usando
analogías, metáforas y múltiples ejemplos, los alumnos que tenían el acceso libre
a la tecnología (computadoras, Internet) podían “interconectarse en la red” y
al mismo tiempo “desconectarse del aula”. Era evidente y hasta escandaloso percibir
que su atención estaba en el intercambio de mensajes, envío de archivos, música,
fotos a personas que podían estar fuera de la escuela. Los más avezados o irresponsables
podían acceder a páginas prohibidas por no existir sistema de filtro. Quizás por no estar obligados a aprender, debían
aparentar que estudiaban; lamentablemente esta mala práctica está difundida en
el nivel básico (secundaria y superior) lo que indica el mal uso o
desperdicio del potencial de la
tecnología (de la pizarra digital y todo lo relacionado)